En este artículo de se hace un énfasis en el ser humano como sujeto cognitivo, que transforma su realidad, evolucionando constantemente, que se impulsa y contrae, metafóricamente parecido a un corazón, que da vida a su entorno. La autora nos hace esta revaloración para poder entendernos.
Si el ser humano es definido físicamente, no lo es psicológicamente, ya que cada uno de nosotros somos un universo, dotados de características diferentes. Pero cuando nace, todas estas atribuciones se ven confundidas, pudiéndose encontrar sin rumbo. La autora nos señala que quiere estudiar al ser humano en ese tramo. No nos extrañe esto, porque en esta etapa, el ser humano decide lo que va a hacer con toda esa fuente de conocimiento con los que ha nacido.
Pero como ser humano y sociable, necesita de los demás, aprendiendo de su entorno, de un hogar que lo haga madurar o frustrar, y de esas lecciones, enseñará a las generaciones venideras, enriqueciéndolas en nuevos procesos. La autora llama a esto un ciclo con lo cual la raza humana tiene continuidad. Apreciamos la importancia de la socialización y de la comunicación en este momento trascendental de la especie humana.
En la evolución, el ser humano va a tratar de dar solución a los problemas que el mismo genera, apoyado por su inteligencia, reflejado en los avances tecnológicos y sobre todo, la convivencia en sociedad, en la que dependemos uno de otros. Y para lograr este objetivo, se recurre a la práctica de la comunicación, el uso del lenguaje como la característica principal del ser humano.
Apoyando este concepto, se erige la educación como la orientadora, que eduque-nos dice la autora- para conocer la realidad del mundo y conocerlo mejor. Aparte de ser una trasmisora de saberes, debe ser crítica de la realidad y desarrollar nuestra responsabilidad para la conducción de la humanidad. En resumidas cuentas, la educación es la vía para el desarrollo comprometido del ser humano.
Además, la educación debe ser abierta, libre de dogmas y prejuicios, favoreciendo el desarrollo físico y anímico del alumno, que son los nuevos retos de hoy en día, y participando en esa cadena de la que nadie queda exento.
En conclusión, este artículo sirve para mejorar el concepto de humanidad y educación, que hacen falta, tanto a personas como maestros y desafiarnos a ese mañana lleno de retos en la que se pide revaloración y transformación.
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