El IV ensayo del libro “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” nos habla acerca de la reforma universitaria de 1920.
La reforma, como se sabe, es emprendida en la ciudad de Córdoba, en la Facultad de Letras de su universidad y que este movimiento caló hondamente en las reformas universitarias latinoamericanas.
El origen de la reforma en Latinoamérica se atañe a varios factores, como por ejemplo:
La etapa post-bélica que vivió el mundo: En esta etapa de fin de la primera guerra mundial, los países menos desarrollados vieron en las ideas del presidente Wilson, representante de EE.UU. que había ganado la guerra, en una gran influencia en la educación.
El estrecho vínculo entre las clases sociales: La colaboración obrera con los estudiantes, habían dado un nuevo impulso a buscar soluciones diferentes.
La proletarización de la clase media: En las universidades de aquella época, la mayoría de estudiantes pertenecían a la clase media. Su proletarización se da cuando el desarrollo capitalista en un país llega a determinados niveles, como aporta Mariano Hurtado de Mendoza.
Se hizo reformas universitarias, pero no todas tendrían éxito, como ocurrió en Perú. Mariátegui nos describe que en países como México, Chile y Cuba, mostraban sus necesidades de reformas en 2 aspectos muy claros:
La mayor participación del estudiantado en la vida universitaria.
Funcionamiento de las cátedras libres, con profesores competentes en la materia.
En el Perú, se vivía la Reforma más someramente. Antes de la Reforma, profesores como Pedro Gálvez Egúsquiza y Sebastián Lorente habían intentado darle un nuevo aire a la política educacional universitaria. Además, se trataba de cambiar no solo la realidad educativa, sino a todo la estructura económica y superestructura social del país. Sin estos cambios, no se podía operar una reforma total. Era necesaria la presencia de otro Alfredo Lorenzo Palacios para dirigir con éxito la reforma en el Perú.
La asamblea de estudiantes en Cusco, llevado a cabo en 1920, llegó a la conclusión que la pre-reforma no tenía un programa orientado y definido; es más, los estudiantes a nivel nacional estaban desorientados.
El gobierno del entonces presidente Leguía, decidió establecer las leyes 4002 y 4004. La primera otorgaba la tacha de los profesores deficientes, la libre cátedra y dio más poder en las elecciones a los alumnos. Esta ley fue rechazada por la Facultad de medicina. Luego vino la ley más moderada que es la 4004.
Luego de esto, la Reforma ganaba adeptos en los estudiantes, favorecida por la obra de profesores como Pedro Zulen y Borja y García, también ganaba enemigos. Estos formaban parte de la antigua aristocracia criolla, que quería mantenerse en el mando del país a pesar de la deficiente calidad educativa, enseñando bajo los preceptos coloniales la jurisprudencia, sin contar la elitización de la educación a favor de una sola clase, que era la aristocrática, que heredaría el privilegio de dirigir los destinos del país. Estuvieron en contra de la Reforma con dos grandes reacciones, características, escribe Mariátegui, de las oligarquías conservadoras:
La solidaridad recalcitrante con los profesores incompetentes.
Su resistencia a la incorporación de catedráticos no universitarios.
Los años de 1924 a 27, fueron desfavorables a la Reforma. Durante esos años, hubo un movimiento reaccionario y contrario, de parte del gobierno contra el estudiantado, quitando algunos derechos, como la tacha, que se habían ganado. Entonces, el movimiento estudiantil perdió fuerza y quedó allí, estancado. A esto, hay que agregar, como Vasconcelos, la inconstancia de la raza latina, cruel e infame herencia del colonizador español, no preparado como el pionner, para llevar a cabo grandes obras. Y sin contar, por supuesto, la influencia de la economía norteamericana en el país.
Pero excepción aparte se merece la universidad de Cusco. Mariátegui nos refiere que el movimiento estudiantil tuvo una gran participación. Nada tendría de raro, ya que por esas épocas, el centro de la economía, que era agro exportadora y de explotación petrolera se situaba en la parte norte. En esta parte norte, la Reforma cayó en descrédito por acción de la aristocracia local. Pero esto se extendería a nivel nacional; y parece que hasta nuestros días, se sigue cargando estos problemas en la educación universitaria.
La reforma, como se sabe, es emprendida en la ciudad de Córdoba, en la Facultad de Letras de su universidad y que este movimiento caló hondamente en las reformas universitarias latinoamericanas.
El origen de la reforma en Latinoamérica se atañe a varios factores, como por ejemplo:
La etapa post-bélica que vivió el mundo: En esta etapa de fin de la primera guerra mundial, los países menos desarrollados vieron en las ideas del presidente Wilson, representante de EE.UU. que había ganado la guerra, en una gran influencia en la educación.
El estrecho vínculo entre las clases sociales: La colaboración obrera con los estudiantes, habían dado un nuevo impulso a buscar soluciones diferentes.
La proletarización de la clase media: En las universidades de aquella época, la mayoría de estudiantes pertenecían a la clase media. Su proletarización se da cuando el desarrollo capitalista en un país llega a determinados niveles, como aporta Mariano Hurtado de Mendoza.
Se hizo reformas universitarias, pero no todas tendrían éxito, como ocurrió en Perú. Mariátegui nos describe que en países como México, Chile y Cuba, mostraban sus necesidades de reformas en 2 aspectos muy claros:
La mayor participación del estudiantado en la vida universitaria.
Funcionamiento de las cátedras libres, con profesores competentes en la materia.
En el Perú, se vivía la Reforma más someramente. Antes de la Reforma, profesores como Pedro Gálvez Egúsquiza y Sebastián Lorente habían intentado darle un nuevo aire a la política educacional universitaria. Además, se trataba de cambiar no solo la realidad educativa, sino a todo la estructura económica y superestructura social del país. Sin estos cambios, no se podía operar una reforma total. Era necesaria la presencia de otro Alfredo Lorenzo Palacios para dirigir con éxito la reforma en el Perú.
La asamblea de estudiantes en Cusco, llevado a cabo en 1920, llegó a la conclusión que la pre-reforma no tenía un programa orientado y definido; es más, los estudiantes a nivel nacional estaban desorientados.
El gobierno del entonces presidente Leguía, decidió establecer las leyes 4002 y 4004. La primera otorgaba la tacha de los profesores deficientes, la libre cátedra y dio más poder en las elecciones a los alumnos. Esta ley fue rechazada por la Facultad de medicina. Luego vino la ley más moderada que es la 4004.
Luego de esto, la Reforma ganaba adeptos en los estudiantes, favorecida por la obra de profesores como Pedro Zulen y Borja y García, también ganaba enemigos. Estos formaban parte de la antigua aristocracia criolla, que quería mantenerse en el mando del país a pesar de la deficiente calidad educativa, enseñando bajo los preceptos coloniales la jurisprudencia, sin contar la elitización de la educación a favor de una sola clase, que era la aristocrática, que heredaría el privilegio de dirigir los destinos del país. Estuvieron en contra de la Reforma con dos grandes reacciones, características, escribe Mariátegui, de las oligarquías conservadoras:
La solidaridad recalcitrante con los profesores incompetentes.
Su resistencia a la incorporación de catedráticos no universitarios.
Los años de 1924 a 27, fueron desfavorables a la Reforma. Durante esos años, hubo un movimiento reaccionario y contrario, de parte del gobierno contra el estudiantado, quitando algunos derechos, como la tacha, que se habían ganado. Entonces, el movimiento estudiantil perdió fuerza y quedó allí, estancado. A esto, hay que agregar, como Vasconcelos, la inconstancia de la raza latina, cruel e infame herencia del colonizador español, no preparado como el pionner, para llevar a cabo grandes obras. Y sin contar, por supuesto, la influencia de la economía norteamericana en el país.
Pero excepción aparte se merece la universidad de Cusco. Mariátegui nos refiere que el movimiento estudiantil tuvo una gran participación. Nada tendría de raro, ya que por esas épocas, el centro de la economía, que era agro exportadora y de explotación petrolera se situaba en la parte norte. En esta parte norte, la Reforma cayó en descrédito por acción de la aristocracia local. Pero esto se extendería a nivel nacional; y parece que hasta nuestros días, se sigue cargando estos problemas en la educación universitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario