sábado, 10 de julio de 2010

Comentario sobre Don Quijote. Primera Parte.


El Quijote es una de las mayores obras de más trascendencia dentro de la literatura española y en lengua castellana. Acabo de leer solo la primera parte y publicaré un comentario apenas termine la segunda, que va en proceso.
En este primer comentario sobre la primer parte del Quijote, quisiera hacer referencia a algunos aspectos que me agradaron a sobremanera.
La introducción. Es una ironización en cuanto a los gustos refinados, que tanto pululaban en esa época. Cervantes comienza la historia de Don Alonso Quijano, que por tanto leer libros de caballería, no solo había perdido parte de su fortuna, sino el juicio. Esto lo llevará a buscar aventuras por los lugares de España. Comenzará por tener tropiezos, como no tener un buen nombre para él o su caballo, que superará en una semana. Cervantes hace una gran narración de esta parte:
“Fue luego a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real, y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis, et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le podría: porque, según se decía él a sí mismo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y así procuraba acomodársele, de manera que declarase quien había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entones: pues estaba muy puesto en razón, que mudando su señor estado, mudase él también el nombre; y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba: y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar ROCINANTE, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Puesto nombre y tan a su gusto a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento, duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar DON QUIJOTE, de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.”
De esa manera, en esta primera parte saldrá en dos oportunidades.
En la primera salida se aventura solo y es regresado malherido. Luego, convence a un labrador llamado Sancho Panza para que lo acompañe, ofreciéndole el gobierno de una ínsula o un rico botín. Este, que es ingenuo, le cree y lo acompaña.
En su segunda salida, el caballero va junto con su escudero. Pasarán las más inverosímiles aventuras: se topan con un cuerpo muerto, se pelean con unos cabreros, Don Quijote se enfrenta a los molinos de viento, etc. Un punto a resaltar es el gran genio de Cervantes al introducir pequeñas novelas en paralelo al relato original., que bien podrían desarrollarse por sí solas. Ahí están por ejemplo la novela de la pastora Marcela, la del curioso impertinente y la Historia de Cardenio, que es la más extensa, juntando los sucesos posteriores, de esta primera parte.
Hay que mencionar, y con justicia, la participación de los amigos de Don Quijote: el Cura y el Barbero, quienes harán lo imposible para traerlo de nuevo. Operan de tal modo que consiguen su objetivo, ayudados por las circunstancias.
Otro punto importante es la doble autoría, que por ratos hasta desconcierta sobre el verdadero autor. Se menciona a un tal Cide Hamete Benengeli como autor y Cervantes lo menciona con total cortesía., reconociendo su labor en la historia.
Pero indudablemente, lo más característico de esta obra es el lenguaje y su principal oposición. El primero, si bien es antiguo, este llena de más realce a la obra. Cabe acotar que se habla tanto el lenguaje culto, representado por Don Quijote, y el vulgar, representado por Sancho Panza.
El segundo, es el encuentro entre dos ideas diferentes y en contraste, que tal vez son característico en las personas. Don Quijote, por su parte, representa lo ideal, lo imaginario, obviamente representado por sus locuras y que él cree real. Sancho Panza representa lo contrario: el materialismo, ese afán en querer siempre los pies en la tierra para que algo no salga mal y querer asegurarse algo para sí mismo. Este dilema se observa en cada nueva aventura e la que se mete Don Quijote.
La primera parte de la obra culmina con la “captura” de Don Quijote por parte de sus amigos. Una joya de la literatura para releer y pensar en nuestras actitudes humanas.

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